I’ve been waiting and wanting to say this for weeks. We have reached five-year agreements with the Chicago Teachers Union and SEIU Local 73 that are both fair and respectful of our colleagues. Throughout this process, I have said compromise would be needed to reach these agreements, and that’s what we have—a compromise.
It’s now time for us to move past the acrimony, the name calling, and the outrage hashtags and get back to focusing on our young people. After all, we are one family with one goal—ensuring the next generation of Chicagoans are prepared for success and ready to surpass our wildest expectations. As parents and educators, that is our shared desire.
Our teachers chose to walk out of their classrooms for their students—not for greed or selfishness as some have claimed behind the anonymity of a Twitter account. Let’s put a stop to that myth.
My values have not changed since my days as a member of the Chicago Teachers Union. I know firsthand how much our teachers care about their students, and it anguishes me to hear people question the motivations of our teachers. Let me be very clear, I have nothing but respect for the passion I have seen on the picket lines these past two weeks.
All along, I have said that I want what teachers want. I want our educators and support staff to be fairly compensated for their work and contribution to our city. I want a dedicated, full-time nurse and social worker in every school, every day. I want manageable class sizes. I want our district to focus on schools and students who need us most. This half-a-billion dollar deal delivers just that, and I’m excited to continue working with educators to fulfill the promise of this momentous contract.
Our parents and students have also been burdened these past two weeks, and nothing gives me more joy than to tell them that we can get back to normal. We have asked a lot from them. Families have had to miss work, figure out childcare, and perhaps most importantly, throw routines out the window. Like so many other parents, I’m excited to have my children back at school with their friends and teachers who love and care for them.
Over the coming weeks, I will be checking in on our school communities to help support the healing process in any way I can. We will also share resources for principals and educators to help foster positive and productive conversations in their school communities about the strike and its role in our democracy. Children have had questions for their parents about the strike, and they will come back to school with more questions for their teachers. It’s critically important that we, the adults, come together to rebuild trust in our school communities for our young people. This is an opportunity for us to make these past two weeks a teachable moment.
From time to time, families will have disputes, and that’s okay. What’s more important is that we talk about it, resolve it, and move on. Chicago Public Schools is a district on the rise, and we will continue to be a shining example of what is possible for an urban school district. Stick with us. There are more great things to come.
Estimada familia de CPS:
¡Nuestros estudiantes están de vuelta a la escuela!
He esperado y querido decir esto durante semanas. Hemos alcanzado acuerdos de cinco años con el Sindicato de Maestros de Chicago (Chicago Teachers Union) y el Sindicato Internacional de Servicios a los Empleados (SEIU Local 73) que son justos y reconocen el trabajo de nuestros colegas. A lo largo de este proceso, he dicho que sería necesario que nos comprometamos para alcanzar estos acuerdos, y eso es lo que tenemos: un compromiso.
Ahora es el momento para que dejemos atrás la acritud, los insultos y los hashtags de indignación, y volvamos a enfocarnos en nuestros jóvenes. Después de todo, somos una familia con un objetivo: garantizar que la próxima generación de habitantes de Chicago esté preparada para el éxito y lista para sobrepasar nuestras expectativas más ambiciosas. Como padres y educadores, ese es nuestro deseo compartido.
Nuestros maestros optaron por salir de sus salones por sus estudiantes, no por avaricia o egoísmo, como algunos han declarado por medio de una cuenta anónima de Twitter. Acabemos con ese mito.
Mis valores no han cambiado desde que me convertí en una miembro del Sindicato de Maestros de Chicago. Sé de primera mano cuánto se preocupan nuestros maestros por sus estudiantes, y me angustia escuchar a las personas cuestionar los motivos de nuestros maestros. Permítanme ser muy clara, no tengo nada más que respeto por la pasión que he visto en los piquetes en las últimas dos semanas.
Todo el tiempo, he dicho que quiero lo que los maestros quieren. Quiero que nuestros educadores y personal de apoyo sean compensados de manera justa por su trabajo y su contribución a nuestra ciudad. Quiero que todos los días haya una enfermera y una trabajadora social dedicada de tiempo completo en cada escuela. Quiero que las clases tengan un número de estudiante que sea manejable para nuestros maestros. Quiero que nuestro distrito se centre en las escuelas y los estudiantes más necesitados. Este acuerdo de quinientos millones de dólares ofrece exactamente eso, y estoy emocionada de seguir trabajando con los educadores para cumplir la promesa de este importante contrato.
Nuestros padres y estudiantes también han estado agobiados estas últimas dos semanas, y nada me alegra más que decirles que podemos volver a la normalidad. Les hemos pedido mucho. Las familias han tenido que faltar al trabajo, planificar el cuidado de los niños y, quizás lo más importante, cambiar sus rutinas cotidianas. Como muchos otros padres, estoy emocionada de que mis hijos vuelvan a la escuela con sus amigos y maestros que los aman y cuidan.
En las próximas semanas, estaré en contacto con nuestras comunidades escolares para ayudarlos de cualquier manera posible a superar esta experiencia. También les compartiremos recursos a los directores y los educadores para fomentar conversaciones positivas y productivas en sus comunidades escolares sobre la huelga y su función en nuestra democracia. Los niños les han hecho preguntas sobre la huelga a sus padres y les preguntarán más cosas a sus maestros cuando vuelvan a la escuela. Es sumamente importante que nosotros, los adultos, unidos reconstruyamos la confianza en nuestras comunidades escolares para nuestros jóvenes. Esta es una oportunidad para que hagamos de estas dos últimas semanas un momento de enseñanza.
De vez en cuando, las familias tendrán disputas, y eso está bien. Lo más importante es que hablemos al respecto, lo resolvamos y sigamos adelante. Las Escuelas Públicas de Chicago es un distrito que sigue sobresaliendo, y continuaremos siendo un excelente ejemplo de lo que un distrito escolar urbano puede lograr. Manténganse al tanto de nosotros. Habrán mejores cosas por venir.
Janice K. Jackson, EdD
Directora Ejecutiva
Escuelas Públicas de Chicago
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